En breve, la reedición de una obra maestra...
«De mis libros hay dos que prefiero: La Sombra de la Empusa y De la elegancia mientras se duerme. Son dos títulos jeroglíficos que han creado el estupor y la distancia de lectores ortodoxos. Han sentido a la legua, que yo no lo era. ¿Cómo podría ser escritor de sus épocas, si tengo el amor propio de no repetirme? Excesiva exigencia que es también el único título que me autoriza a escribir cartas al futuro. Los verdaderos libros, viven cien años después. Son misivas dirigidas a la posteridad, cuando el libro ya no es un mendicante humano, sino un jocundo mazo de papel. Un papel con señales mágicas y croquis de circunstancia y anotación lírica o personaje bíblico o mapa de pirata o confesiones sin pudor o grito que sale al fin de las mazmorras o duende sacrílego con hábito franciscano o espectro del padre de Hamlet, con un vaso de cerveza en la mano. En ese momento, recién el libro se abre en el valle de Josaphat, para ser leído en voz alta y clara.» (Vizconde de Lascano Tegui)
Emilio Lascanotegui nació en Mercedes (Depto. de Soriano, Uruguay) en 1888.
Siendo aún niño de corta edad, se mudó con su familia a la casona que el abuelo
paterno mantenía en Buenos Aires. Cursó estudios secundarios en el Colegio
Nacional Oeste y frecuentó, desde joven, los círculos bohemios del Café de los
Inmortales y del Royal Keller. Participó en la Revolución radical de 1905, dirigida
por Hipólito Yrigoyen, e integró el Club Radical Intransigente de la parroquia
Balvanera sud. En 1908 consiguió su primer empleo en la Dirección
Administrativa del Correo.
Al regreso de un viaje por Francia, Italia y el norte de Africa, conmocionó
el ambiente literario con la publicación de La sombra de la Empusa
(1910), libro de poemas que inicia entre nosotros la «nueva sensibilidad», y
comenzó a firmar sus colaboraciones en la prensa con el seudónimo de Vizconde
de Lascano Tegui. La presunta ayuda de testigos de favor le permitió obtener la
Libreta de Enrolamiento argentina; con la adopción irregular de la nueva
nacionalidad empezaría a difundir la historia de su nacimiento en Concepción
del Uruguay (Entre Ríos), impostura que aún confunde a biógrafos y ocasionales
articulistas.
Fue fabricante de específicos farmacéuticos, traductor en la Oficina
Internacional de Correos, comisionista, decorador, ropavejero, corresponsal de
guerra, conferencista, mecánico dental, conservador de museo, pintor muralista
y eximio maestro del arte culinario. En 1923 ingresó en el Ministerio de
Relaciones Exteriores y Culto como Canciller de segunda clase y se desempeñó en
legaciones de Francia, Venezuela y Estados Unidos hasta 1944, año en que se le
solicitó tramitar el expediente jubilatorio. Su labor periodística le granjeó infrecuente
celebridad: escribió miles de notas para La Mañana, El Tiempo,
Crítica, La Fronda, Caras y Caretas, La Prensa, La Noche, Plus Ultra, El Hogar,
Patoruzú, Correo de la Tarde y otras publicaciones que acogieron también
sus poemas, cuentos y entrevistas.
El Vizconde de Lascano Tegui falleció en Buenos Aires en 1966.
En Simurg hemos publicado De la elegancia mientra se duerme, Muchacho
de San Telmo (1895), El libro celeste y la antología Mis queridas
se murieron.
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