Siempre de día. Fernández Esteban, Víctor. Simurg editorial. 312 páginas
Por Juliano Ortiz
Cuando el pasado se torna inconsistente y
la memoria atormenta como agujas rigurosas en la piel de lo que fue,
aparece el tiempo como un acertijo imposible de descifrar. Esta certeza
habita en el corazón de esta obra.
Fernández Esteban traza
con maestría la reconstrucción de un pasado para ofrecerlo y elaborar
uno distinto. Con un lenguaje en donde se puede advertir una mistura
entre lo coloquial y lo académico, con una fuerte presencia de aspectos
en donde el autor revela su conocimiento cultural, el libro se sitúa en
una modernidad válida, una poética de permanente trasformación. Es como
si la nostalgia fuera el punto de partida para envolver el Olimpo de
personas que nos muestran su espíritu de una forma accidental. El uso de
enunciados colectivos permite el desenvolvimiento de la historia y nos
arrojan la trama y sus protagonistas en pequeñas dosis hasta cerrar el
círculo de manera perfecta. Siempre de día nos permite
reflexionar sobre cuestiones que son esenciales en la vida de cada ser
humano, mientras vamos caminando por sus capítulos en una profusión de
imágenes y sensaciones que, por momentos, nos dan la tarea de releer el
texto.
Este estilo exuberante, de muchísimos
datos y acotaciones, está surcado por un dinamismo en el que el espacio,
geográfico y metafórico de la novela, determina una estrategia
intertextual. La unión narrar-describir se constituye en la trama como
un tejido totalmente realizado a propósito, para crear un acto
perceptual en el que se representa la historia.
Estamos ante un escritor de un lenguaje
propio de gran riqueza, que sobresale en tiempos de textos poco
profundos y en los que la forma discursiva tiene escasa importancia. Su
poética puede emparentarse a la del genial Juan José Saer, y con esto, estoy convencido, decimos todo.
En: Culturamas. La revista de información cultural en internet
http://www.culturamas.es/blog/2013/09/20/siempre-de-dia/
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