martes, 20 de abril de 2021

De la elegancia mientras se duerme

 En breve, la reedición de una obra maestra...




«De mis libros hay dos que prefiero: La Sombra de la Empusa y De la elegancia mientras se duerme. Son dos títulos jeroglíficos que han creado el estupor y la distancia de lectores ortodoxos. Han sentido a la legua, que yo no lo era. ¿Cómo podría ser escritor de sus épocas, si tengo el amor propio de no repetirme? Excesiva exigencia que es también el único título que me autoriza a escribir cartas al futuro. Los verdaderos libros, viven cien años después. Son misivas dirigidas a la posteridad, cuando el libro ya no es un mendicante humano, sino un jocundo mazo de papel. Un papel con señales mágicas y croquis de circunstancia y anotación lírica o personaje bíblico o mapa de pirata o confesiones sin pudor o grito que sale al fin de las mazmorras o duende sacrílego con hábito franciscano o espectro del padre de Hamlet, con un vaso de cerveza en la mano. En ese momento, recién el libro se abre en el valle de Josaphat, para ser leído en voz alta y clara.» (Vizconde de Lascano Tegui)

 

Emilio Lascanotegui nació en Mercedes (Depto. de Soriano, Uruguay) en 1888. Siendo aún niño de corta edad, se mudó con su familia a la casona que el abuelo paterno mantenía en Buenos Aires. Cursó estudios secundarios en el Colegio Nacional Oeste y frecuentó, desde joven, los círculos bohemios del Café de los Inmortales y del Royal Keller. Participó en la Revolución radical de 1905, dirigida por Hipólito Yrigoyen, e integró el Club Radical Intransigente de la parroquia Balvanera sud. En 1908 consiguió su primer empleo en la Dirección Administrativa del Correo.

Al regreso de un viaje por Francia, Italia y el norte de Africa, conmocionó el ambiente literario con la publicación de La sombra de la Empusa (1910), libro de poemas que inicia entre nosotros la «nueva sensibilidad», y comenzó a firmar sus colaboraciones en la prensa con el seudónimo de Vizconde de Lascano Tegui. La presunta ayuda de testigos de favor le permitió obtener la Libreta de Enrolamiento argentina; con la adopción irregular de la nueva nacionalidad empezaría a difundir la historia de su nacimiento en Concepción del Uruguay (Entre Ríos), impostura que aún confunde a biógrafos y ocasionales articulistas.

Fue fabricante de específicos farmacéuticos, traductor en la Oficina Internacional de Correos, comisionista, decorador, ropavejero, corresponsal de guerra, conferencista, mecánico dental, conservador de museo, pintor muralista y eximio maestro del arte culinario. En 1923 ingresó en el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto como Canciller de segunda clase y se desempeñó en legaciones de Francia, Venezuela y Estados Unidos hasta 1944, año en que se le solicitó tramitar el expediente jubilatorio. Su labor periodística le granjeó infrecuente celebridad: escribió miles de notas para La Mañana, El Tiempo, Crítica, La Fronda, Caras y Caretas, La Prensa, La Noche, Plus Ultra, El Hogar, Patoruzú, Correo de la Tarde y otras publicaciones que acogieron también sus poemas, cuentos y entrevistas.

El Vizconde de Lascano Tegui falleció en Buenos Aires en 1966.

En Simurg hemos publicado De la elegancia mientra se duerme, Muchacho de San Telmo (1895), El libro celeste y la antología Mis queridas se murieron.


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