Ensayo clínico
por Juliano Oscar Ortiz - Viernes, 30 de Agosto de 2013http://sumacultural.unir.net/2013082910055/ensayo-clinico
Kusminsky Gustavo
Simurg
La Literatura ha demostrado con
creces y de diferente nivel narrativo los sucesos que ocurrieron en
Argentina durante el período del llamado Proceso de Reorganización
Nacional, pero en pocas ocasiones, se pudo leer esa historia contada por
una persona alejada del entramado político, es decir, un personaje real
o ficticio, que haya sido afectado por ese tiempo nefasto, pero que no
tuviera participación activa ni comulgara con ninguno de los dos
sectores enfrentados.
Es el caso de Marcos, el personaje principal de Ensayo Clínico,
un hombre que sentado en la mesa de un bar, recuerda el secuestro que
debió sufrir junto a su esposa, por parte de los aparatos de
inteligencia del Estado. Mientras se deshace en su memoria, la historia
se mezcla con la enfermedad de su hijo, otra apropiación en su vida,
pero ésta, de orden natural y si se quiere, imposible de contrarrestar.
La voz de Marcos es un grito desesperado en la tranquilidad de un bar,
no son gritos enfermos, trastornados, paridos con dolor, viscerales y
maquinales a la vez, son sonidos desde el fondo mismo de las entrañas,
gritos que rebosan autenticidad, voces elevadas y esforzadas que, a la
manera de un susurro ensordecedor, van creciendo poco a poco hasta
dejarnos a los demás sin palabras, sin gritos, estupefactos. Su
evocación es un golpe en el vacío que rebota hasta ensordecer hasta el
más escéptico en cuanto a la creencia de lo que sucedió en esos años. El
pasado y el presente conviven en un mundo en donde es muy difícil
discernir sobre cuál es mundo es peor, el pasado con su carga violenta y
de humillaciones, o el presente con su ausencia profunda y dolorosa.
Marcos es un hijo de la desgracia y la ajenidad. Como presa fácil de su
falta de sueños, siente la extrañeza infame del que está sometido a la
suerte o al destino sin posibilidad de tener las herramientas para
torcer ese sino. La trama nunca se pervierte con mensajes de índole
político, y esto es un logro significativo de la novela. Es verdad, que,
de hacerlo, corrompería el carácter y el ideario del personaje, pero,
bien sabemos que, los signos y símbolos políticos son casi una
consecuencia en las novelas que recuerdan esa etapa. Es para destacar
además, el uso lúdico que hace del lenguaje al evocar significancias que
no son habituales, pero que han sido, en este caso, utilizadas de forma
excepcional. Kusminsky nos transmite una historia apasionada y aguda,
con la habilidad de un fascinador de la palabra, resulta un albur tratar
de no quedar apegado a la memoria de Marcos. Al mismo tiempo, nos deja
la certeza de quedar en la eterna ignorancia ¿Cómo explicar lo que
ocurrió, si saber lo que ocurrió no va a ser suficiente?
Sin dudas estamos ante una de las mejores novelas argentinas del
2013, que remueve de forma original y perfecta el pasado que conmovió a
la Argentina, situándonos en un presente que al protagonista lo deja en
lo que se llama “la interminable ausencia”, ese espacio que nunca
tendría que haber existido.
Juliano Oscar Ortiz
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